Quiero crear a mi hombre perfecto (Crónicas del 760 de Adolfo López Mateos)

Desde el escritorio de Usher

-Quiero crear a mi hombre perfecto-, dijo ella mientras jugaba con la lengua con la aceituna del martini que había preparado. 

 

Elisa había traído a su nueva adquisición a su departamento, el 524 en el 760 de Adolfo López Mateos, un tipo cuyo nombre poco importaba, ya que realmente pudiera llamarse Rodolfo, Valentino o incluso Casimiro y eso era indiferente para ella que había llevado ya a miles de hombres a su residencia. 

 
-Siéntate donde quieras mientras yo te preparo algo de tomar- -Está bien mi sexy barman- dijo el tipo mientras la abrazaba por atrás y le besaba el cuello, ella sonreía y pensaba en cuantas veces había escuchado antes esa estúpida frase y había sentido el mismo beso en la misma parte de su cuerpo, cuando el tipo la soltó ella entró a la estrecha cocina y sacó unas cuantas botellas de la alacena, comenzó a preparar dos tragos, un martini para ella y su "bebida especial" para su invitado y fue donde su "adonis" le esperaba.
 
-Toma, espero que te guste- dijo ella mientras entregaba la copa a su amante, quien estaba sentado en uno de los sillones de la sala, -gracias preciosa- decía él mientras ella sonreía, de nuevo recordando como desde el primer hombre que había llevado a su apartamento, se repetía el mismo guión una y otra vez, en un ciclo que parecía interminable.
 
Ella bebió con calma su trago mientras hacía como que escuchaba cada una de las palabras que profería aquel tipo, mas sin embargo no dejaba de ver sus piernas y de sonreír con lujuria y un tanto de malicia. -¿estudias o trabajas?- preguntó él -estoy por terminar la carrera de medicina- -¿o sea que serás mi dulce enfermera y me vas a cuidar cuando me sienta enfermo?-, ella decidió que ya era el momento así que se limitó a decir -ahora regreso- la bella Elisa se paró para dirigirse a la cocina, de la cual regresaba luego con una botella de tequila la cual tenía ya sólo medio contenido y se la dio a su invitado mientras que ella disfrutaba todavía de su martini.
 
Luego de que el tipo se terminó la botella ella lo tomó de la mano para llevarlo a una de las habitaciones de su departamento, mientras en la otra llevaba todavía el martini que había preparado para ella. -Sabes que soy virgen- decía ella, llevando de la mano a su acompañante quien se tambaleaba por la cantidad de alcohol que había bebido. -Enton… ces yo tendré el plaaacer de ser el primero- balbuceaba el tipo, -no precisamente- respondía ella al tiempo en el que abría la puerta de un cuarto en el que se podía observar una cama para cirugías y a un lado una mesa con muchos instrumentos quirúrgicos, al fondo de la habitación había un refrigerador como los que hay en las tiendas de autoservicio. 
 
Ella le soltó la mano y se dirigió a donde tenía el instrumental quirúrgico, él por su parte tambaleándose logró llegar a el refrigerador, el cual se encontraba muy empañado por el frío, limpió un poco y logró ver en el interior del frigorífico la mitad del cuerpo de un hombre el cual estaba formado con varias partes de otros individuos, retrocedió un poco impresionado y luego preguntó -¿es... un... modelo de... esos que... sirven para estudiar... anatomía?.. ¡Cierto!- 
 
-Quiero crear a mi hombre perfecto- decía ella al tiempo que terminó de jugar con la aceituna de su martini con la lengua y luego de que se terminó su bebida, dejó la copa en la mesita con el instrumental quirúrgico. tomó un bisturí y aprovechando el estado de su "adonis" para cortarle con el instrumental la garganta.
 
06:00 horas, Elisa empezó a coser con cuidado las piernas de su víctima al cuerpo de su "hombre perfecto", el resto del cadáver del "adonis" yacía en una esquina de la habitación, de el se encargaría luego. 
 
Después de terminar de coserle las piernas a su hombre ideal, Elisa volvió a colocar el cuerpo en el refrigerador, cerró la puerta del electrodoméstico y fue a la cocina a prepararse otro martini.

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