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Mostrando entradas de octubre, 2014

Calavera

Desde el escritorio de Usher Buenos y santos días señora muerte, buenos y todo lo santo que pueden ser en su presencia, siempre la misma suerte, siempre la misma insolencia. Uno tan quieto y santo en el lecho, soñando con la eternidad, sueña que sueña con las estrellas de techo, y usted insolente sumida en la vaguedad. Deme su beso señora muerte. Deme lo santo de la vela y el incienso. Siempre brilla usted con suerte, y uno reblandece tieso. Mezcla de cempasúchil y alimento, pa’ que cuando retache me sienta vivo, olvide el frío de la tierra y el cemento, y que me evite el olvido. Siempre tan refunfuñona, flaca, llévame con música y pulque no sea rejega señora calaca ande, ande, baile y baile, chupe y chupe. Ya no hay de otra, ya al panteón.  Sea aste flojo o trabajador. Gordo o flaco pa’l panteón, seriecito o hablador. Que el sepulcro no respeta, a quien en él se meta. Ego

Visita

Desde el escritorio de Usher Sabes, hace mucho que no caminaba por aquí… Tanto tiempo de no verte, de no saber que estabas aquí, para mí. Yo pensé que tu espera había acabado, se había ido en el viento frío del primer invierno. Pero te encuentro aquí y no sabes la alegría que me provoca el encontrarte ahora, aquí en este tiempo y en este espacio.  Me gusta que sigas siendo tan reservada sabes, nunca nada más allá de tu dulce sonrisa, de tu tierna mirada. No sabes… cuánto lamento el haberme alejado por tanto tiempo de tu lado… Y ahora duele el hecho de que sólo puedo verte por momentos, que a veces pasan efímeros en el reloj…  Hay tanto que contarte, tanto que mostrarte, pero el tiempo se me vuelve insuficiente, ¿no sé si la vida sea suficiente? Muero porque sepas cuántas veces vi tu rostro en las estrellas de esas noches de trinchera… Fue maravilloso… -Señor se acabó su tiempo- -Nos vemos Helen, volveré mañana- La besé como siempre y como siempre la dejé en ese