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Mostrando entradas de 2014

Calavera

Desde el escritorio de Usher Buenos y santos días señora muerte, buenos y todo lo santo que pueden ser en su presencia, siempre la misma suerte, siempre la misma insolencia. Uno tan quieto y santo en el lecho, soñando con la eternidad, sueña que sueña con las estrellas de techo, y usted insolente sumida en la vaguedad. Deme su beso señora muerte. Deme lo santo de la vela y el incienso. Siempre brilla usted con suerte, y uno reblandece tieso. Mezcla de cempasúchil y alimento, pa’ que cuando retache me sienta vivo, olvide el frío de la tierra y el cemento, y que me evite el olvido. Siempre tan refunfuñona, flaca, llévame con música y pulque no sea rejega señora calaca ande, ande, baile y baile, chupe y chupe. Ya no hay de otra, ya al panteón.  Sea aste flojo o trabajador. Gordo o flaco pa’l panteón, seriecito o hablador. Que el sepulcro no respeta, a quien en él se meta. Ego

Visita

Desde el escritorio de Usher Sabes, hace mucho que no caminaba por aquí… Tanto tiempo de no verte, de no saber que estabas aquí, para mí. Yo pensé que tu espera había acabado, se había ido en el viento frío del primer invierno. Pero te encuentro aquí y no sabes la alegría que me provoca el encontrarte ahora, aquí en este tiempo y en este espacio.  Me gusta que sigas siendo tan reservada sabes, nunca nada más allá de tu dulce sonrisa, de tu tierna mirada. No sabes… cuánto lamento el haberme alejado por tanto tiempo de tu lado… Y ahora duele el hecho de que sólo puedo verte por momentos, que a veces pasan efímeros en el reloj…  Hay tanto que contarte, tanto que mostrarte, pero el tiempo se me vuelve insuficiente, ¿no sé si la vida sea suficiente? Muero porque sepas cuántas veces vi tu rostro en las estrellas de esas noches de trinchera… Fue maravilloso… -Señor se acabó su tiempo- -Nos vemos Helen, volveré mañana- La besé como siempre y como siempre la dejé en ese

Viva ¿qué?

Desde el escritorio de Usher Aquel 15 de septiembre estaba yo en… no sé. ¿Qué más tienes para mí mundo? No soy tan nacionalista como los demás quisieran que fuera. No te confundas, me encanta el sabor del café veracruzano o chiapaneco –son los únicos que compro-, pero no compro nacionalismos momentáneos o futboleros. Que si apoyar a la selección mexicana en el mundial. No, yo le voy a Alemania, gracias. Que si fiestas patrias con mariachi, tequila y esas cosas del grito. Lo siento, ocupo mi tiempo en mejor amar a mi país y a mi historia de otra forma. Siempre me ha gustado más el estar paseando por paisajes maravillosos y pueblerinos, buscar elementos cotidianos que siempre escapan a la vista en el tráfico, las prisas y la velocidad indiferente de la “Ciudad de hierro” o los “ranchos electrónicos”. Siempre he preferido y siempre preferiré la eternidad de el Día de Muertos, con su olor a pan de muerto recién hecho, el chocolate en las calaveras, el viento en su papel picado, el

Ya nada es nuevo

Desde el escritorio de Usher Cada tiempo al tiempo se consume, cada tiempo al tiempo se disuelve y qué pasa con el tiempo que se queda, nada, se consume de otra manera, se disuelve en el solvente del recuerdo más que en el tiempo mismo y es donde se pierde el sentido de lo que asume el ser como suyo. Más todo no es más que la nada, que no deja que se concrete el todo, que llegue a ese punto en que la vida concluye y determina todo en un solo momento. ¿Qué es esto frente a mí si no lo que ya no existe más? Pasa el tiempo y ¿qué pasa? No llegas a ningún lado que no sea un emplazamiento que ya has mancillado, que ya llega a ser inherente a ti y a ese ser ya construido, digerido y hecho a imagen y semejanza de un tiempo o un hecho pasado y futuro que se destina a no ser más que nada nuevo.

¿Acaso alguien responde?

Desde el escritorio de Usher Vuelve octubre, pero tú no vuelves. ¿No sé qué estoy esperando?, doy vueltas por toda la sala, paso entre las ventanas reflejando mi sombra en el piso de la estancia… ¡Maldita sea, ya no escucho tus pasos!, ¡esa voz que tanto alivio me daba! ¿Dónde estás? Sigo dando vueltas por la estancia, no te escucho. Sigo atendiendo el tiempo en el enorme reloj… tic… tac… tic… tac… Esta desesperación por tu ausencia está causando que alucine contigo, tu perfume, tu cara, tu cuello, tus ojos, tus labios… ¿Por qué has muerto? Todos los días reclamo, cuestiono, interpelo el por qué te arrancaron de mi lado y sólo escucho el triste silbido del viento entrando por las ventanas, entrando y saliendo. Entre los árboles, moviendo sus ramas. Entrando en mi oído, diciendo: “la perdiste”. Vuelve el día y como siempre, estoy tirado en la otomana, mirando el infinito en el techo donde con sangre, mi sangre, he escrito tu nombre. Marina

Remedio a la locura

Desde el escritorio de Usher "¿Cómo es que de la belleza he derivado un tipo de fealdad; de la alianza y la paz, un símil del dolor? Pero así como en la ética el mal es una consecuencia del bien, así, en realidad, de la alegría nace la pena. O la memoria de la pasada beatitud es la angustia de hoy, o las agonías que son se originan en los éxtasis que pudieron haber sido". ( Berenice, Edgar Allan Poe, 1835) Ok quieres que lo admita... ¡Sí!, ¡me gustas!, ¡no!, ¡no!, ¡no!, ¡no me gustas!, ¡me encantas!.. Eres esa persona que es capaz de llenar mis pensamientos con un solo "hola", con un solo "buenos días" o con un simple achú... Eres la vida que siento que llega a mí cuando estoy al borde del abismo y estoy apunto de saltar, eres eso y más para mí... Me separé... ella estaba callada, fría, inmóvil... ¿Tiene que ser así?.. ¿Por qué callas?¿Por qué te portas tan indiferente? ¿Qué no ves que en este momento lejano estoy diciéndote... gritándote cuanto te amo?