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Pandora, love is in the phaselock

Desde el escritorio de Usher Así que quieres escuchar otra historia de Pandora, bien, porque tengo una sobre una sirena y un comando.   Maya seguía pensando en las palabras de la carta que había recibido en la isla Wam Bam, ¿Ella era atractiva? ¿A quién le preguntaría para obtener una respuesta sincera? A Krieg sin duda no, él era... extraño y ella ya lo había rechazado porque la acosaba mucho con la mirada. Entonces ¿quién podría ser? -¿Te pasa algo?- Preguntó de pronto Axton, quien había notado que ella llevaba un buen rato sentada sola en una mesa del bar de Moxxi. -No, sólo estoy… - Respondió ella. -Pensando en que… o quien…- -En… nadie… sólo en algo que… sabes qué, vamos a otro lado a discutirlo- -Ok, sígueme- Maya un poco extrañada siguió a Axton a la estación de viaje rápido de Sanctuary y  llegando a Sothern Self, de ahí a Ebonfloe, en la cima de un ex puesto de vigilancia. -¿Y bien?- -Había olvidado lo bonito de este lugar, tiene una excelent...

Total Drama: All apologies

Desde el escritorio de Usher En alguna parte de Mushkoka, Ontario Gwen, Cameron, Zoey y Mike se dirigen a un centro comercial para pasar el rato, casi todos van contentos, sólo Gwen se encuentra muy pensativa, acongojada por algo de su pasado. -¿Qué tienes Gwen? Te ves muy triste, preguntó Zoey. -Nada, es sólo que… no importa… ¡Wow! Ya vieron ese carro. No lo puedo creer, es un Mustang del 67. Era color negro con una gran “D” en el cofre. -Siempre he querido tener un carro como este- -¿De quién será?- preguntó Zoey -No sé Zoey, pero definitivamente quien sea el dueño tiene muy buen gusto- -Será mejor que nos demos prisa si queremos alcanzar un buen lugar en algún puesto de comida, yo tengo hambre, ustedes ¿no?- Señaló Mike. Mike, Zoey y Cameron fueron a un restaurante a comer, mientras que la dubitativa de Gwen prefirió dar una vuelta por la tienda de discos. Realmente no quería ningún disco en especial, pero ella esperaba que esa visita le relajara y calma...

Querida...

Desde el escritorio de Usher No tengo miedo de enamorarme de ti, tengo miedo de que te enamores de mí. Del desastre que soy, con las partes de lo que fui y las que me conforman ahora regadas por todos lados. Tengo miedo de que tus ojos azules terminen oscuros cuando vean el vacío y la frialdad que habitan en mi corazón ahora. Tengo miedo de que lo rojo de tus labios se torne en gris, ya que ahora, lo que antes solía y quería dar a raudales se apagó para siempre. Así que ahora. Huye de mí.

Crónica de una vieja ciudad

Desde el escritorio de Usher Te despiertas, pero no es hora de levantarte así que sigues en la cama y piensas en el trabajo, en tu familia, en la situación a tu alrededor. Transcurren los cinco minutitos más que le dijiste al despertador y te levantas de la cama. Te vistes, a veces al azar, a veces escoges cuidadosamente cada detalle de tu vestuario, otras tantas reniegas de eso. Subes como todos los días al transporte público, la ruta de siempre, las mismas escalas. “Sígale pasando que atrás hay lugar”, “bajan en la esquina, ahorita te pago”, “te cobras uno, bajo en la siguiente parada”, “por favor los que faltan de pasaje”, “¡bajan, té dije que bajaba en la esquina!, “¡no llevas animales!”. Un “súbase, siéntese y cállese”, “los niños mayores de tres años también pagan pasaje”, “no tire basura no sea…”, “no haga corajes, haga dieta”, son los comunicados que parecen explicar todo el funcionamiento en una unidad que parece tener más años que el chofer y el cacharpo que vien...

Tratado para un secreto

Desde el escritorio de Usher Tendremos que esconderlo todo, tendremos que escondernos. Ante los demás seremos unos desconocidos, unos enemigos, nada hay entre nosotros. Ódiame, muéstrame desprecio. Si cuento un chiste no te rías, muestra disgusto y yo entenderé; entre más disgusto muestres imaginaré más grande tu risa y tu sonrisa hacia mí. No me muestres cariño, una cachetada tuya será para los demás una muestra de que no te agrado ni tantito, pero entenderé que buscas mostrarme con lo fino de tu mano cuanto me amas. Eso será cuando los demás nos interrumpan con su presencia, nos molesten con su compañía, nos agobien con su cercanía, pero... En cuanto estemos solos mi mano recorrerá tu piel con delicadeza, tus labios mi espalda con deseo, mi boca tus radiantes labios rojos. Nos amaremos hasta que el cosmos de la envidia de los demás forme un millón de estrellas, un millón de lunas. Hasta que la eternidad sea la costumbre para nosotros, ese será... Nuestro Tratado...