¿Crees que los gatos son brujas?

Desde el escritorio de Usher

 ¿Alguna vez han creído en esa leyenda urbana de que todos los gatos son brujas disfrazadas?

Yo, no...

Nunca había tenido mascotas, hasta ahora. Siempre se me habían negado ya que a mis padres no les gustaban los animales, decían que eran “sucios” y “desordenaban todo”. Es por eso que siempre que les pedía un perrito o un gatito a mis padres ellos decían un rotundo ¡NO!

Eso fue hasta ahora, cuando ya pude independizarme, aunque en la vecindad en la que vivo los animales tampoco eran tan bienvenidos. Ella, una gata blanco con café, estaba toda sucia, además de muy flaca y con huellas de maltrato cuando la encontré vagando en la calle, por lo que la llevé primero a escondidas de mi casera.

Hasta que un día se lo terminé confesando y aunque en un principio renegó, al final, al estar consciente del tipo de vecino que era, alguien que siempre cumplía con sus pagos y que nunca había causado problemas, me permitió quedármela. Eso sí, con ciertas condiciones. No podía dejarla que saliera de mi departamento o dejar que el cuarto apestara al animalito.

Todo había ido bien, la gatita se quedaba sólo en mi cuarto e ignoraba las otras habitaciones del departamento y yo siempre limpiaba y aromatizaba mi cuarto, además de que pagaba a tiempo. Todo para que la dueña me siguiera dando permiso de tenerla.

Ella era muy cariñosa conmigo, siempre que llegaba al departamento del trabajo me recibía maullando y frotándose contra mis piernas y yo la atendía como si fuera un niño pequeño; comida, agua, vacunas, medicamentos si los necesitaba y por supuesto muchos mimos.

Sin embargo un día tres de mis vecinos se dieron cuenta de su presencia, ya que ella se asomó a los vidrios de la puerta de entrada del departamento y se fueron a quejar con la dueña, quien les explicó que ella me había dado permiso de tenerla, siempre y cuando evitara que se saliera y limpiara bien el cuarto para que su olor no molestara a los demás vecinos.

El que me dieran “privilegios a mí” les generó envidia, así que los tres, Juan, Camilo y Valeria, decidieron “darme una lección y hacerle una maldad a mi gata”. Así que un día rompieron un vidrio de mi puerta, pensando que mi gata se asustaría, saldría del cuarto y la dueña me regañaría y me pediría que la echara; pero no. Mi gata se quedó en un rincón del cuarto, escondida.

Debido a que su plan fracasó y encima de que la dueña notó que ellos habían roto el cristal y por eso les hizo pagarlo, los vecinos nos tuvieron más odio a mi gata y a mí.

Así que un día aprovechando la excusa de que ellos harían el cambio de mi vidrio se metieron a mi departamento, pero fue para sacar a mi gata y llevarla a un terreno baldío donde empezaron a maltratarla y casi intentaron quemarla vida, si no los hubiera descubierto antes.

- ¡Esa gata es una bruja! ¡Maten a la bruja! ¡Quemen a la bruja ! - Gritaban y se reían al huir del lugar, dejando a mi pobre gatita moribunda.

Rápidamente la llevé al veterinario, quien afortunadamente pudo salvarla. Y siendo tanto el cariño que le tengo a la gata que le pedí al veterinario que me dejara pasar la noche con ella en su consultorio, pero el médico me lo negó.

- Mejor vete a tu casa a descansar, aquí te la vamos a cuidar- Me dijo, así que desconsolado regresé a mi cuarto, puse un cartón en el vidrio roto y me fui a dormir.

Esa noche tuve un sueño algo peculiar, yo estaba en mi cuarto acostado cuando mi gata entraba a la habitación, aún y cuando tenía la puerta cerrada y se echaba a mis pies, pero lo raro era que sobre ella se proyectaba la imagen de una mujer hermosa, de pelo largo y negro, de ojos completamente negros y con unas uñas largas y negras. Debo decir que a pesar de la imagen yo no sentía miedo, y empecé a decir el nombre de mi gatita una y otra vez…

- Misha, Misha… ¿estás bien Misha? - Es lo recuerdo que repetía una y otra vez en mi sueño.

Al día siguiente fui al veterinario para saber cómo seguía mi gata y él me dijo que se quedaría en la veterinaria por una semana en lo que se recuperaba completamente de sus heridas. Fue con mucho pesar que lo acepté.

Sin embargo, durante toda la semana que mi gata estuvo internada, yo todas las noches tuve el mismo sueño de mi gata y esa mujer, en el borde de mi cama, como vigilando mi sueño.

Concluida la semana pude tener de vuelta en mi departamento a mi gata y hasta la dueña se mostró alegre de que ella por fin volviera. De hecho me dijo que mi acuerdo había cambiado y que la gata incluso podría andar por toda la vecindad sin problema, pero si tenía que mantener mi lugar bien limpio y la vecindad sin suciedad de gato.

La dueña corrió a los tres vecinos de su propiedad y los tres juraron que se vengarían de ella, de mi gata y de mí.

Sin embargo, pasó el tiempo y por los chismes de vecindad nos enteramos que Juan falleció atropellado por un camión, justo cuando estaba en la parada para tomar el camión rumbo a su trabajo,

Camilo un día se fue de excursión a un monte y en un deslave una roca le cayó encima. ¡Pobre!

En cuanto a Valeria, ella se fue de vacaciones a la playa y se ahogó, el mar se la tragó y la regresó muchos kilómetros lejos de donde se había ahogado. Unos residentes del lugar encontraron después el cuerpo, el cual presentaba mordeduras de animales, entre las cuales destacaban unas pequeñas, como si hubieran sido hechas por un gato…

Yo me sentí mal, a pesar de lo que habían hecho no creo que merecieran tales muertes, así que busqué contactos y fui a ver a sus familiares para darles el pésame.

Curiosamente las tres familias coincidieron en decirme que justo una noche antes de sus accidentes escucharon los maullidos furiosos de un gato...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cartas desde Fortnite; primera carta.

El pianista y la canción olvidada